Carmela Baeza (Madrid, 1971), Kika Baeza para muchas, posee una mirada tímida y una voz dulce, tras las cuales se esconde una cascada de conocimiento alrededor del amamantamiento. Madre de cinco hijos, Baeza es médica de familia, sexóloga y consultora de lactancia certificada, pero si por algo es reconocida y conocida es por su labor y experiencia acompañando a las madres en sus lactancias. Lo hace desde hace más de dos décadas a raíz de una experiencia personal: una dificultad grave que tuvo con su primer hijo. Autora también del libro Amar con los brazos abiertos (2016, Ediciones Encuentro), responsable del área de lactancia del Centro de atención a la familia Raíces, y coordinadora de la formación de Lactancia y Salud Mental en el Instituto Europeo de Salud Mental Perinatal, ahora acaba de ser nombrada directora de la Comisión de Educación de la European Academy of Breastfeeding Medicine. Su objetivo aquí es, según explica, mejorar la formación médica en lactancia en Europa; lo que incluye formación a estudiantes de medicina, médicos en general y especialistas en lactancia. Y es que, como bien nos cuenta en esta entrevista, la formación médica es crucial para promover y proteger la lactancia, ya que la falta de conocimientos médicos puede dificultar a las madres amamantar. Carmela, Kika, Baeza, no quiere mirar al futuro, prefiere centrarse en el presente y confiar en que sus esfuerzos tendrán un impacto positivo a largo plazo.
PREGUNTA: Recientemente has sido nombrada directora de la Comisión de Educación de la European Academy of Breastfeeding Medicine, ¿qué supone este cargo?
RESPUESTA: La EABM es una asociación joven, para médicos, que nace de la necesidad de adaptar el mensaje y el trabajo de la prestigiosa ABM (Academy of Breastfeeding Medicine) al contexto de la medicina europea, tan diferente de la estadounidense. Este cargo supone para mí, y te soy sincera, mucho trabajo (voluntario, no tenemos remuneración). Pero veo clara la necesidad de apostar por la formación de los médicos en el ámbito de la lactancia y creo que apoyar a esta asociación con mi tiempo y mi experiencia puede ser una manera de avanzar ese objetivo.
P: ¿Cuáles son los objetivos de la Comisión de Educación?
R: Principalmente, ofrecer formación actualizada y útil a tres niveles: estudiantes, médicos y especialistas en lactancia.
A los estudiantes de medicina les ofreceremos formación amplia, para que integren desde el pregrado los aspectos más relevantes de la fisiología y patología de la lactancia, al igual que hacen con los demás órganos y sistemas del cuerpo humano. También a los médicos en general les ofreceremos una formación básica; no es necesario que sean expertos en lactancia, pero sí que sepan lo suficiente como para no entorpecerla o eliminarla sin criterio. Por último, a médicos que trabajan en medicina de la lactancia les ofreceremos formación más avanzada, así como foros para comentar entre ellos aspectos clínicos o casos complejos que puedan estar acompañando.
¿Hay algún proyecto en el que estés trabajando que nos puedas contar?
R: En este momento estamos empezando a rodar, viendo con qué recursos contamos, poniendo en marcha la página web… Hemos lanzado ya un par de webinars interesantes e iremos grabando más a lo largo del año. También estamos empezando a planificar el congreso, que será en mayo 2025, probablemente en Estonia.
¿Qué papel tiene la EABM en la protección y promoción de la lactancia materna?
R: La formación de los médicos me parece crucial para la protección y promoción de la lactancia. El gran trabajo de cambio que se está realizando en la enfermería, sobre todo enfermeras pediátricas y matronas, muchas veces no se ve reflejado en la medicina. Muchas lactancias fracasan porque, incluso con buen apoyo de otros profesionales, la familia en última instancia confía en su médico… y si éste no tiene conocimientos de lactancia, su apoyo es completamente inadecuado.
¿Por qué son importantes estos organismos?
R: Son importantes en cuanto en tanto logren ofrecer recursos efectivos a los profesionales. La EABM, en concreto, es importante porque abre un espacio de médicos para médicos en el ámbito de la lactancia. A veces es necesario estar con aquellos que hablan el mismo lenguaje para poder avanzar.
Has acompañado muchas lactancias a lo largo de los últimos años. ¿Hay un cambio de percepción de las madres? ¿Siguen teniendo las mismas dudas, los mismos problemas?
R: Sí, las dudas y los problemas básicos son los mismos que hace 20 años, cuando empecé. Siempre hay matices, claro, pero el dolor al amamantar, el miedo a no tener suficiente leche o la percepción de que “algo no hago bien” siguen ahí.
¿Qué necesitamos para que las madres puedan amamantar como desean?
R: Desde el campo de la medicina de la lactancia, creo que necesitamos por un lado tener una buena formación, tanto en los aspectos físicos de la lactancia como en los aspectos más pertinentes a la salud mental perinatal. Necesitamos tener grabado a fuego el concepto de díada como esa unidad inseparable madre-bebé. Y necesitamos mirar, escuchar, estar en silencio frente a la diada, dejarnos maravillar por el proceso que es el amamantamiento y aprender a acompañar sus tiempos, sus miedos y sus gozos. Tenemos que aprender a ofrecer un apoyo médico (con sus diagnósticos y tratamientos) que tenga en el centro la protección de la relación madre-bebé y la lactancia, en la forma en la que sea posible, como medio para ello y no cómo fin en sí misma.
Si miras al futuro, ¿cómo ves la lactancia materna?
R: No me gusta mirar al futuro. Me gusta vivir el día a día dando todo el amor que puedo (dentro de mi limitada capacidad y mis errores) y confiar en que van quedando semillas que algún día, de forma sorprendente e inesperada, darán sus frutos.
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